A veces la mente se desboca, y galopa rápido, en una huida hacia delante, a la velocidad de la luz diría yo… porque alcanza otros universos, se va a otras vidas, lejos, muy lejos del aquí y el ahora.
El corazón quiere seguirla, acelera el paso, hace lo que puede, aunque no llega nunca a estar ni cerca. La respiración se acelera, se para, está desorientada y decide parar, apnea, el cuerpo cede, se rinde. Imposible viajar tan lejos, a otros mundos, a otras vidas. a otras guerras. Imposible.
Y recuerdo que sé volver. Solo tengo que buscar ese faro que me lleve a tierra firme, que me devuelva al presente. Una parte menos díscola y viajera de mi mente, busca la respiración, se concentra en ella y, como un barco perdido, volvemos a tierra firme, respiro profundo y vuelvo al presente. Mi respiración, al sentirse observada, se calma. El corazón se calma, siempre se fía de la respiración. En el presente, en esta vida, en este universo, no hay tormentas. Y, cuando las hay, estoy preparada para superarlas…